Manuel Acosta Ojeda: "Cuánto daría por ser joven" Por Michael A. Zárate
Quiso ser guerrillero, pero sus canciones terminaron siendo más poderosas que un fusil. El compositor Manuel Acosta Ojeda, gran amigo de Luis Abelardo Nuñez, en un diálogo no apto para seguidores de La culebrítica.
Para quienes aún creen que las palabras tienen música, las letras de Acosta Ojeda suenan a rebeldía en estos tiempos de canciones al paso. Falta poco para rendir homenaje a la música criolla y hay un señor de 77 años que desea volver a ser joven, sin percatarse tal vez de que uno solo deja de serlo cuando pierde la capacidad de indignarse. He aquí, pues, a un compositor con acné.
-¿Cómo se puede llegar a los 77 años?
-Ahhh... parece mentira, pero no es una longevidad por la gracia de Dios, sino por la buena alimentación. Los pobres de antes comían mejor, no vísceras ni menú de 3 soles. La anchoveta, que hoy está de moda, se le daba a las gallinas.
Pero el propio presidente ha salido a promocionar la anchoveta.
-Y es buena (ríe). Lo que pasa es que tenemos vergüenza de lo popular. Todo lo que sea criollo se toma como huachafo o desordenado.
-¿Y a qué llamaría hoy música popular? ¿Solo a la que se divulga por la radio?
No. No estamos consumiendo música popular, sino música popularizada, que es muy diferente. Es decir, canciones mediocres, malas, estúpidas a veces. Tan estúpidas como: "Dale a tu cuerpo alegría Macarena, eh... Macarena...".
-Una canción española.
-Española, claro. Pero también está esa otra canción, que es una tontería: "Estoy saliendo con un chavón".
-No me diga. ¿Qué impresión se llevó cuando escuchó 'El chavón'?
-Me dieron hasta ganas de llorar porque tengo muchos amigos en Argentina. Acá en Lima me he reunido con Atahualpa Yupanqui, Mercedes Sosa y Los Chalchaleros. El problema es que nuestro pueblo es como un niño indefenso. Usted le pone todo el día una canción y la canta a la semana. Ahí está Rossy War, a quien conocí como locutora radial en Puerto Maldonado.
-¿Y qué le parece Rossy War?
-Ella no es cantante y le dicen 'La ronquita del folclore'. Es decir, se premia la ronquera y eso indica, mi querido amigo, la estupidez del sistema. Un sistema que auspicia la mediocridad y la ignorancia. Cuando yo decía esto en 1966 pensaban que tanto ron y tanto marxismo me tenían loco (ríe). Están llevando al pobre pueblo a un estado homínido porque el animal no entiende de arte.
-¿Y cuál es su opinión sobre esta nueva ola musical que ha surgido a raíz de tragedias como las de Néctar y Sally?
-Nos indica claramente la falta de dignidad de nuestros promotores. Yo no voy contra los comerciantes. Al fin y al cabo, el señor Nílver Huarac, el Canal 5 y Delgado Parker son negociantes. No se les puede pedir escrúpulos.
-¿Contra quiénes va usted, entonces?
-Contra las autoridades, porque esto no solo es un atentado contra la peruanidad, sino contra nuestras defensas culturales y psicológicas. Un niño que escucha todo el día a Dina Páucar, a Sonia Morales o a 'El chato' Grados está recibiendo una carga de sonidos que no son música. Es solo un 'sonsonete' que no mueve la neurona.
-¿Qué pasará con un niño que hoy crece cantando Qué lindos son tus ojos?
-Esa canción no le hará ningún favor cultural. O sea, estamos volviendo a eso del animalito. El artista tiene que estar seguro de si quiere ser un comunicador o un 'divertidor'. Lamentablemente, el comunicador se muere de hambre y el 'divertidor', como Dina Páucar, Sonia Morales o Rossy War, tiene casa con piscina, camioneta y chofer.
-¿Cuál cree que debería ser el papel del Gobierno?
-No hablaré de censura, porque eso es fascista, pero sí de poner un límite. Así como hay un límite para la velocidad o para el tabaco, tiene que haber un límite de hasta dónde debe llegar la televisión. Vemos que los triunfadores en el Perú son los que menos cultura y educación tienen, y son premiados. En televisión sale la señora Dina Páucar y casi todas las estrellas mediocres. Fíjate también en ese señor pizzero que se ha casado hace poco... ¿cómo se llama?
-Mauricio Diez Canseco, 'Brad Pizza'.
-Ha salido cinco días en televisión y en los periódicos. ¿Qué cosa ha hecho este señor para ser tan famoso? Pues casarse con una chica bonita, que ha sido bataclana, creo. Eso nos duele a los mayores. Para qué estudian las niñas buenamozas si eso no es rentable. Entonces, ellas se quitan la ropa, se ponen un poco de aceite de avión en las nalgas y ya tienen trabajo.
-Dígame, ¿le gustaría ser joven en esta época de iPods y MP3, de reggaetón y culebríticas?
-Yo creo que sí. No sabe cuánto daría por ser joven, pero eso es imposible. Creo que puedo enseñar mucho de lo que he aprendido. Me gustaría ser joven para luchar con más fuerza. Ahora me siento muy adolorido por estar limitado físicamente, por no poder pararme y salir como antes a los sindicatos, a las universidades y a las comunidades para hablar en el lenguaje de mi pueblo. Porque hablar en difícil es bien fácil. Hablar en fácil es bien difícil.
-¿La música criolla está en extinción?
-Eso hay que verlo con pinzas porque no hay nada eterno. Lo único eterno que yo conozco es el cambio. Y todo está sujeto a cambios. Y todo lo que nace muere. La muerte es el precio de la vida.
-¿Y la música criolla está condenada a morir?
-Yo creo que ya murió muchas veces y se ha ido renovando.
-¿Estamos viendo acaso una renovación?
Da la impresión de que no.-Perfecto el punto. ¿Por qué personas como Carlos Hayre, Abelardo Núñez o este servidor hemos podido componer valses más o menos decentes? Porque hemos conocido lo que estamos transformando. Hoy no se guarda respeto al ritmo ni a la melodía.
-¿Y no cree que la música andina perdurará más que la criolla?
-Por supuesto. La música andina resistirá más por sus raíces antiquísimas. Lo criollo tiene como 105 años y es un arbolito con raíces cortas, que si no cuidamos va a desaparecer. Hoy el 'dueto filosófico' es el costo-beneficio. Cuánto gastas y cuánto ganas. Como decía Nicomedes (Santa Cruz): "Conservar la tradición / cantando siempre lo mismo / es morir de inanición / al compás del criollismo".
Hoy se canta lo mismo que hace 60 años porque no hay demanda.
-Sí, pues. Cantamos los mismos temas. "Pero regresa para llenar el vacío...".
-Incluso la canción triste la interpretan a un ritmo a todo vapor.
Por ejemplo, cantan: "Aquí me tiene esperando, sin poderme consolaaaar, consolaaaar".
-Cuidado, don Manuel, que a muchos les gusta el tema Rebeca.
-Y Rebeca se llama mi esposa (ríe). Y yo la quiero mucho. Pero esa canción es triste y la ponen a todo vapor. La música criolla no es la mejor de repente, pero es nuestra y debemos mantenerla.
-¿Qué es lo más difícil de envejecer?
-Ahhh... saber que es inevitable. Yo no le tengo miedo a la muerte. No porque sea muy valiente, sino porque la muerte tiene que llegar, aunque procuro que se demore un poco. Tomo mis medicinas, ya no bebo licor o, en todo caso, solo un vino tinto seco. La vejez es el precio de la vida. Luego llega la muerte y es la factura final.
-¿Y es verdad que quiso ser guerrillero en su juventud?
-Sí, porque yo creo que si un hombre bien nacido quiere ser artista no puede estar de espaldas a los dolores de su pueblo. No puede estarse riendo mientras en Ica, Chincha y Pisco se mueren de hambre. En ese sentido, tenía mucha cólera por los problemas sociales. Me crié en una época revolucionaria. En 1932 tenía dos años, pero recuerdo perfectamente cuando rompieron la puerta de mi casa y se metieron quince o veinte policías vestidos de civil.
-Probablemente porque su padre era un militante aprista.
-Claro, era aprista, pero revolucionario. Entonces, a mi padre lo iban a fusilar. Felizmente, un grupo de señoras de Miraflores, que se peinaban en la peluquería de mi padre, intercedieron ante Sánchez Cerro para que no lo fusilara. Fue uno de los pocos que se salvó. En la avenida Venezuela, que entonces se llamaba Progreso, ahí los fusilaban.
-¿Y cuál es su opinión de Alan García?
-Francamente no me gustaría estar en su lugar. Ningún gobierno va a cambiar el Perú si no cambia el sistema. Cuando García quiso hacer en 1986 el club de deudores casi lo asesinan.
-¿Qué canción de estos años le ha producido vergüenza ajena?
-(Ríe) Hay un valse que dice: "Y ahora me odias, me escupes el rostro". No sé quién será el autor de esa tontería.
-Oiga, ¿y qué valse representaría mejor a Alberto Fujimori?
-Víbora.
Extraido de: http://revistaliterariaazularte.blogspot.com
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2 comentarios:
ESTA MUY BUENA ESTA ENTREVISTA.DON MANUEL ACOSTA OJEDA ES UN MAESTRO Y SIEMPRE ES GRATO OIR SUS INTELIGENTES REFLEXIONES Y SU INCOMPARABLE SENTIDO DEL HUMOR...
FELICITACIONES Y PUBLIQUEN MAS ENTREVISTAS !!!
Gracias por las felicitaciones, tratare de cumplir con tu pedido.
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